Betty Coccia logró el clima intimista que se propuso. Ella y su guitarra, vibraciones del alma, palabras con sentido y sonidos con sentimientos. En la noche del 25 de miércoles hubo música de la buena. Hubo calidad y calidez, sintonía de la amistad, que le dicen.Hugo Martínez, el amigo francés del acordeón y nariz de elefante, nuevamente estuvo en el Bar Plaza. Simpatía y espontaneidad, ese aire europeo y los matices del paisaje patagónico que se le metieron en la piel. Sin ensayo previo (en la imagen) Hugo acompaña a Carlos en la lectura de uno de los textos de ficción, como anticipo de "Las cruces de los caminos", que quizás llegue a ser una novela, algún día.
miércoles, 2 de diciembre de 2009
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